La Arcadia del presente
Hoy, 9 de febrero de 2014, un
domingo que amanece lluvioso, el penúltimo domingo de las vacaciones de verano,
me despierto preguntándome vagamente qué será de mí; desayuno junto a Celina,
mientras la nena todavía duerme; Fermina, la gata madre, se termina a breves
lengüetazos unos restos de quesito untable que Celina le ha dado; Ovidio va y
viene, cabizbajo; anoche fue castigado por llevarse y enterrar en el fondo un
zapatito de Esmeralda. Con la primera tostada, un verso vuelve a la memoria,
aprendido y saboreado en mi niñez remota, y en la voz de Serrat. Un verso lleno
de resonancias, que nos deja soñar más allá del contexto en que aparece. Prisionero en la Arcadia del presente,
escribía Antonio Machado. Escribía, escribe, escribió. Hoy solamente ocurre la
vida, hoy solamente es hoy, aunque nos veamos siempre en una línea movediza que
viene de ayer y va a mañana, intervalo fugaz de ansiosa desazón entre el pasado
abrumador y el futuro inquietante.
Vuelvo
a oír la canción y a leer los versos. El poema dibuja a un hombre anodino, indolente,
negligente: la imagen misma de la nonchalance.
Ese hombre es el que está prisionero en su presente, en su Arcadia, en un
dichoso e inaferrable territorio; un territorio a salvo, quizá, del dolor, a
salvo del temor y de la esperanza, un refugio ilusorio contra el tiempo, aunque
su cantar se reduzca al seco golpe de los tacos en la mesa de billar y su
poesía última sea la del olivar que aguarda la tarda lluvia. Bajo el bigote gris, labios de hastío / y
una triste expresión que no es tristeza, / sino algo más y menos: el vacío /
del mundo en la oquedad de su cabeza. ¡Un vacío en una oquedad! O es que, acaso,
la oquedad de ese cráneo sabe vaciar la plenitud del mundo, logra anular lo que
emerge distinto y fresco en la nulidad de lo consabido, puede en definitiva
exclamar, como la bestia paradójica
que definía el propio Machado ―el
hombre, ese animal absurdo que
necesita lógica ―: Ya estoy en el secreto: ¡todo es nada!
Sin
mucho esfuerzo, creo, se pueden poner al lado del personaje de Machado estos
otros endecasílabos, que Mastronardi predicó de sí mismo: Sólo recuerdo y paz, nada te asombra: / gastaste un hombre para verlo
en sueños / y has creado libertad para una sombra. Preciso y trágico, el
poeta argentino trazaba aquí su autorretrato, sin la ironía compasiva, sin la atmósfera
difuminada del español, que prefirió esta vez ocupar su pincel en fijar el
rostro de otro... Y es notable que el poema de Machado se llame “Del pasado efímero”;
yo supongo que el poeta pinta a un ejemplar de la generación anterior a la
suya; pero también es posible que ese hombre sin metas, que parece casualmente
arrojado a la playa por un río de olvido y allí quedó varado para siempre, en
su presente arcádico, sea el residuo de un pasado que nada trajo, que no ha
dejado nada. Para que no dudemos, el poeta aclara: Este hombre no es de ayer ni de mañana, / sino de nunca. De la cepa
hispana / no es el fruto maduro ni podrido, / es una fruta vana.
¡Ay, cuánto miedo tengo, Dios
mío, de ser yo ese hombre!
7 comentarios:
Me sacudieron los versos de Mastronardi que citás. Exhumé tu Antología poética que me regalaste el 8 de marzo de 2003, en la "luz de una mañana marplatense".En "Para sepultar un olvido" dice : "Yo y este paso alegre haciendo muerte…"¡Qué poeta!
Esta entrada última del blog es agua que corre mansa, y hace pensar. Me provoca ternura y pena la frase del final.Ayer, cumpleaños de mi ciudad, subí algunos fragmentos de "Le cimetière marin" de Valéry : "Le vent se lève!... Il faut tenter de vivre!"
Gracias Alba por estar siempre presente, por leer lo que escribo. Se acaba de borrar un mensaje más largo, porque no pude demostrar no ser un robot. Te escribo después por el face. Besos
Parece que ahora sí. Te decía que Mastronardi es un poeta estupendo, para mí, uno de los cinco o seis más notables del siglo XX en la Argentina. No tuvo mucha influencia quizá, porque imitarlo es casi imposible. ¡Por suerte!
No puedo dejar de leer a Mastronardi, siempre vuelvo y vuelvo y vuelvo...
El otro día en clases un chico, una alumna bah, me sorprendió. Cuando leíamos unos versos de Luz de provincia les pedí, acaso ingenuamente, que me dijeran qué les dejaban los versos, qué idea se les aparecía en primer lugar. Y ella me respondió: "es que la forma en que lo dice es tan linda que no puedo agregar nada".
Surge esta reflexión a partir del mensaje de Maximiliano.
"les pedí" (yo)
"que me dijeran"(a mí)
"ella me respondió" (a mí)
Pienso que debemos buscar la integración, y a través como nos referimos vamos a lograr que en el aula todos los allí presentes encuentren ese agradable espacio para la comunicación.
Que el docente abra su visión, y en vez de creer que el alumnos solo debe responderle a él, vea la oportunidad de que la respuesta de ese alumno sea dirigida a formar opiniones en el resto del curso.
Tal vez así en vez de buscar que "le dijeran y le respondan" solo al primer enunciador, se logre un marco en que el alumno "nos comente y nos aporte" a todos los allí presentes, y así surjan nuevos criterios y amplios puntos de vista... y afloren así muchas ideas sorprendentes.
Con respeto, saludos, Santiago.
Surge esta reflexión a partir del mensaje de Maximiliano.
"les pedí" (yo)
"que me dijeran"(a mí)
"ella me respondió" (a mí)
Pienso que debemos buscar la integración, y a través de como nos referimos vamos a lograr que en el aula todos los allí presentes encuentren ese agradable espacio para la comunicación.
Que el docente abra su visión, y en vez de creer que el alumno solo debe responderle a él, vea la oportunidad de que la respuesta de ese alumno sea dirigida a formar opiniones en el resto del curso.
Tal vez así en vez de buscar que "le dijeran y le respondan" solo al primer enunciador, se logre un marco en que el alumno "nos comente y nos aporte" a todos los allí presentes, y así surjan nuevos criterios y amplios puntos de vista... y afloren así muchas ideas sorprendentes.
Con respeto, saludos, Santiago.
pd:Vuelvo a postear, porque como tampoco soy un robot, y sigo siendo un alumno, cometí errores al enviar el primer mensaje que intento aclarar y así dejar mas claro aquí mi humilde observación.
Buenísimo, encontré tu blog, justamente buscando un análisis de la estrofa “prisionero en la Arcadia del presente”; yo llegué a Machado y Hernandez a través de Serrat.
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