domingo, 19 de enero de 2014



Ariadna en Naxos
 
                 Cierto, es vivir apenas este instante,
                    como la perfección de esa belleza
                    de mujer que se duerme en la espesura,
                    que reposa sin ansias, sin esperas,
                    y a la que atisba en su futuro un niño
                  que ablandará ese vientre y esos pechos,
                    que abrirá sin piedad esas caderas.
                    Sólo ese instante en que ella es tan hermosa
                    como la música indecible y pura,
                    como el ave en el aire, como el día
                    suspendido en sí mismo y derrumbándose
                    hacia el anochecer, hacia la nada.
                    Sólo ese instante mudo en la espesura.
                    Sólo ese instante y nunca más y olvido.

2 comentarios:

Alba dijo...

Amorosa anticipación (J.L.Borges)

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso
y tácito de niña, ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso como mirar tu sueño implicado en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño, quieta y resplandeciente como una dicha que
la memoria elige, me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud, divisaré esa playa última de tu ser y te veré, por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte, desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mí.

Alfonso dijo...

Lo comparto....