A sí mismo
I
Como el río no acaba de pasar
por muchas aguas que hacia el mar lo empujen,
hay pecados que nunca se terminan
de perdonar, por más que te perdonen.
II
Para no ser la víctima secreta
del criminal que vaga por tus sueños,
estudia el mal que has hecho y examina
los colores robados en tu nombre;
acoge en la poesía de tus noches
la miserable prosa de los días.
III
Ronda mi corazón una antorcha de hielo,
como el barco que ansía por la niebla nocturna
un contorno perdido, como el barco que anhela
tras siniestras espumas la Isla de los Muertos.
Si pudiera encontrarme con el otro que soy
tal vez me entendería por fin conmigo mismo.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
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