sábado, 5 de junio de 2010

La flor abierta

¿De qué te sirve tu pasado?
No vale así. ¿De qué al otoño
le ha de servir su lento aroma,
la oblicua luz que es su tesoro?

¿De qué a la tarde ese sonido
de agua llegando a la ribera?
¿De qué a mi casa el rojo círculo
de esa flor triste que la alegra?

De nada sirven, no, de nada...
Lo que yo soy, persigo y amo,
todo lo encarna en su honda herida,
todo lo encanta, muerta y viva,
la flor abierta del pasado.