El uniforme
A la memoria de Alejandro Dachary
En el ropero de la madre cuelga
vacío para siempre el uniforme
y encerrado en la sombra apenas puede
asustar el insomnio de los niños
o presentar su inhóspita medalla
al sol que en las mañanas lo revista
de tanto en tanto. Resignadas pasan
las manos viejas por la muda lana.
Las horas de la casa en la penumbra
lo conservan, bastión de lo llorado,
y el recuerdo querido que lo llena
no tiene nada de áridos honores,
sorda soberbia, espadas y desfiles,
ni es el teniente, el héroe y el soldado.
Sólo es el hijo que se fue y no vino.
Escrito en Concordia,
el 26 de abril de 1982