viernes, 8 de enero de 2010

La tela de Penélope

¿Por qué un detalle del antiguo mito de Ulises y Penélope, un detalle que parece menor, resulta tan significativo y tan memorable? Penélope promete casarse con uno de los pretendientes cuando termine cierta tela que teje; pero en realidad desteje de noche lo que ha tejido durante el día, y la tela es interminable (Odisea, II.93-110). Quizá el motivo mítico signifique simplemente que Penélope no es menos astuta que su astuto marido; o tal vez, que quienes “pretenden” sólo consiguen una ilusión, una promesa que no puede cumplirse, pues las verdaderas promesas (bien lo dijo Quevedo) no corresponden a la pretensión, sino al mérito... Pero imagino otra cosa; imagino que la historia de una tela que se teje de día y se desteje de noche es una figura de todo lo que los hombres pretenden, de todo aquello por que los hombres se afanan; un mundo de apariencias falaces, un mundo que el día inventa y que la noche deshace; un mundo gobernado por el Tiempo, que devora a sus propias criaturas. La tela de Penélope es la tela de Maya, la diosa de la Ilusión, la diosa de la vida y de la muerte. “Por ella nuestra tela está tejida”, escribió Rubén Darío. Acaso nuestro destino, invisible para nosotros, sea visible para alguien sobre esa tela, como el dibujo secreto en el tapiz. Quién sabe qué figuras tramabas en tu regio telar, discreta Penélope, mientras aguardabas su regreso...

2 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Alguna vez imaginé que en el tejido de Penélope trancurría el mismo periplo que el de Ulises; Ulises con los lotófagos, Ulises y Polifemo, Ulises y Calipso y Circe y Nausicaa. Las imágenes se irían tejiendo y destejiendo. Si Ulises no llegaba nunca a Itaca, ella podía tejerse a sí misma y en el tejido hallar, al fin, a Ulises.

Alejandro Bekes dijo...

Muy bueno. Buena materia prima para un poema.